Iglesia El Calvario Quetzaltenango
En el siglo XVI, se le llamo Iglesia del Calvario, a la colonial ermita desaparecida por los fenómenos de la naturaleza, y que hoy es asiento del Templo de San Bartolomé, inclusive en el siglo XVII, se le vino llamando “Antiguo Calvario” o “Viejo Calvario”.
El actual Templo del Calvario, conocido como Parroquia de Nuestra Señora de Soledad, fue erigido en 1601, gracias a la inquietud de los colonizadores de ese sector, al que desde entonces se le denomino cantón El Calvario, y en los nuevos tiempo las generaciones actuales conocen como barrio El Calvario, nos referimos a los Montero, los Colomo, los Fuelle, los Tampand, los Sallas, los Mazeyra, los Paizo, los Landó, los Lamina, los Lindá, los Baulón, los Gallo, los Rizzo, los Baldizón, los Melendres, los Cózar, los Gavidia, los Zeneceda y los Bandera; familias todas de origen español. La construcción tardo casi todo el siglo XVI, pues según algunos documentos señalan 1962, ocasión en que se encontraba en Quetzaltenango el maestro albañil Juan de los Ángeles y el maestro albañil Tomás de los Reyes, ladino y vecino del Valle de Oaxaca, quienes son contratados para continuar la construcción del templo, que de los Reyes ya había iniciado como consta en los protocolos del Archivo General de Centroamérica, volumen 3057, sobre la fabricación dice:
“Una capilla para el Santo Calvario, la cual está ya sacada de cimientos, y levantada en parte, de piedra de cantería, una urna de piedra que sirva para el Santo Sepulcro”.
A la Virgen de Soledad le fueron donadas 385 cuerdas de terreno, las que incauto el Rafael Carrera, cuando invadió Quetzaltenango en 1840, terreno que actualmente forma parte del Cementerio General.
La iglesia fue construida en alto, para evitar que la gran laguna que formaba en el patio o plaza la inundara, después de las grandes lluvias de los cerros llamados de Pacajá, bajaban grandes correntadas para evitar el estancamiento de las aguas se gestiono la apertura de una zanja o desagüe de las aguas pluviales, esta fue la famosa zanja del Calvario que desapareció en la sexta década del siglo XX. Casi dos siglos existió la grana avenida que corrió a flor de tierra desde el puente los Chocoyos, hasta detrás del tanque la Muñeca, dividiendo en dos la ciudad, formando estampas similares a los canales de Venecia.
Una vieja crónica señala lo siguiente: “El 17 de agosto de 1798, siendo Corregidor del Partido de Quetzaltenango, Prudencio de Cózar, en el enunciado año, por el mes de junio, sobre la población se sobrevino un largo temporal, de lo cual las aguas se desbordaron de todos los cerros por el sur y oeste, formándose una gran laguna frente al Calvario, haciéndose las gestiones pertinentes para construir un canal y evitar en todo lo que fuera posible la destrucción de la población; por lo que fueron levantados planos y presupuestos de la obra, lo que hoy constituye la zanja, estudio que fue encomendado al ingeniero Antonio Porta y Costas, siendo remitidos los planos y presupuestos hasta las cortes de Espala para su aprobación. Agente y oidores libraron la carta, como el Corregidor del pueblo de Quetzaltenango, a la nueva ciudad de Guatemala a 6 de junio de 1799 – José Domas Valle, Ambrosio Cordon y Pontero, Jacobo Villaurrutia – Registrado Juan Miguel Chanciller y Gemmin”.
Raúl Xicará Chavez
www.semanasanta.com.gt
En el siglo XVI, se le llamo Iglesia del Calvario, a la colonial ermita desaparecida por los fenómenos de la naturaleza, y que hoy es asiento del Templo de San Bartolomé, inclusive en el siglo XVII, se le vino llamando “Antiguo Calvario” o “Viejo Calvario”.
El actual Templo del Calvario, conocido como Parroquia de Nuestra Señora de Soledad, fue erigido en 1601, gracias a la inquietud de los colonizadores de ese sector, al que desde entonces se le denomino cantón El Calvario, y en los nuevos tiempo las generaciones actuales conocen como barrio El Calvario, nos referimos a los Montero, los Colomo, los Fuelle, los Tampand, los Sallas, los Mazeyra, los Paizo, los Landó, los Lamina, los Lindá, los Baulón, los Gallo, los Rizzo, los Baldizón, los Melendres, los Cózar, los Gavidia, los Zeneceda y los Bandera; familias todas de origen español. La construcción tardo casi todo el siglo XVI, pues según algunos documentos señalan 1962, ocasión en que se encontraba en Quetzaltenango el maestro albañil Juan de los Ángeles y el maestro albañil Tomás de los Reyes, ladino y vecino del Valle de Oaxaca, quienes son contratados para continuar la construcción del templo, que de los Reyes ya había iniciado como consta en los protocolos del Archivo General de Centroamérica, volumen 3057, sobre la fabricación dice:
“Una capilla para el Santo Calvario, la cual está ya sacada de cimientos, y levantada en parte, de piedra de cantería, una urna de piedra que sirva para el Santo Sepulcro”.
A la Virgen de Soledad le fueron donadas 385 cuerdas de terreno, las que incauto el Rafael Carrera, cuando invadió Quetzaltenango en 1840, terreno que actualmente forma parte del Cementerio General.
La iglesia fue construida en alto, para evitar que la gran laguna que formaba en el patio o plaza la inundara, después de las grandes lluvias de los cerros llamados de Pacajá, bajaban grandes correntadas para evitar el estancamiento de las aguas se gestiono la apertura de una zanja o desagüe de las aguas pluviales, esta fue la famosa zanja del Calvario que desapareció en la sexta década del siglo XX. Casi dos siglos existió la grana avenida que corrió a flor de tierra desde el puente los Chocoyos, hasta detrás del tanque la Muñeca, dividiendo en dos la ciudad, formando estampas similares a los canales de Venecia.
Una vieja crónica señala lo siguiente: “El 17 de agosto de 1798, siendo Corregidor del Partido de Quetzaltenango, Prudencio de Cózar, en el enunciado año, por el mes de junio, sobre la población se sobrevino un largo temporal, de lo cual las aguas se desbordaron de todos los cerros por el sur y oeste, formándose una gran laguna frente al Calvario, haciéndose las gestiones pertinentes para construir un canal y evitar en todo lo que fuera posible la destrucción de la población; por lo que fueron levantados planos y presupuestos de la obra, lo que hoy constituye la zanja, estudio que fue encomendado al ingeniero Antonio Porta y Costas, siendo remitidos los planos y presupuestos hasta las cortes de Espala para su aprobación. Agente y oidores libraron la carta, como el Corregidor del pueblo de Quetzaltenango, a la nueva ciudad de Guatemala a 6 de junio de 1799 – José Domas Valle, Ambrosio Cordon y Pontero, Jacobo Villaurrutia – Registrado Juan Miguel Chanciller y Gemmin”.
Raúl Xicará Chavez
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En La Actualidad.
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