Iglesia San Juan de Dios Quetzaltenango.
Ni bien se hubo inaugurado el 8 de marzo de 1844, el Hospital General de Occidente San Juan de Dios, en el que instalaron inicialmente solamente seis camas, se preparo un lugar para que sirviera de oratorio, ese mismo día por la tarde fue trasladad la imagen de San Juan de Dios, veamos el informe del 1º. de mayo de 1844:
“El propio señor alcalde 1º. a nombre de la Junta de Gobierno del nuevo hospital, convido a la Corporación para que el día ocho del corriente se sirva en concurrir a la función de la iglesia, y especialmente por la tarde, a la conducción de la efigie de San Juan de Dios en aquel edificio, y se acordó darle asistencia a quien se solicita”.
El hospital pronto fue creciendo, gracias al celo y patriotismo de la Junta de Gobierno. A la vez, se acordó autorizar el funcionamiento de un cementerio, donde se sepultaría a los que falleciesen en el mismo.
El 24 de octubre de 1844, día de San Rafael, se celebraron funciones religiosas. Hemos tomado el informe del acta del 21 de octubre de 1845, dice:
“Se presentaron de verbal los señores Rafael Ubico y Pedro Ariza, obteniendo la palabra, expusieron que comisionados por la junta de caridad del Hospital San Juan de Dios de esta ciudad, vienen a su nombre, a suplicar a la Municipalidad quiera protestar su asistencia para el viernes inmediato, que se celebra en aquel Oratorio la función de San Rafael. La Municipalidad hubo a bien disponer reunirse en este edificio a las ocho de la mañana del citado día”.
El 23 de marzo de 1846, en sesión de la Junta de gobierno del hospital, estuvo presente el señor Valentín Cayax, quien dijo deseaba construir una iglesia, que deseaba hacerla de su propio dinero, para cumplir ofrecimientos a Dios hechos.
Era entonces Hermano mayor de la Junta, el extraordinario sacerdote don Fernando Antonio Dávila, que comunico a Cayax la aprobación de la obra. En el acta del 28 de mayo de 1847, aparece:
“A moción de los señores Rexidor Subdecano y Sindico Segundo que a nombre del señor Valentín Cayax pidieron se le permitiese a dicho señor extraer y partir de las pedreras del cerro San Antonio, la piedra que se necesita para edificar el Oratorio del Hospital de San Juan de Dios de esta ciudad, por votos conformes se acordó: que el señor Rexidor Juez de la Policía cuide de que no se ponga impedimento alguno para que el referido señor Cayax mande a traer y partir piedra que sea necesaria con el objeto indicado”.

La colocación de la primera piedra del Templo, según acta de la Junta de Gobierno fue:
“El 2 de junio de 1847, con las demostraciones de regocijo publico, se dio principio a la construcción de la iglesia de San Juan de dios, colocando la primera piedra el Señor Vicario Eclesiástico y sacerdote de la Parroquia Don Fernando Antonio Dávila, siendo la construcción de dicha iglesia a expensas del indígena Valentín Cayax y dirigida por el maestro José María Arroyo”.
En octubre de 1847, se paralizo la construcción, porque personas ajenas señalaron defectos. Una comisión de entendidos dio su veredicto, que las excavaciones hechas para los cimientos amenazaban ruina, cubriéndose entonces de “un estribo fuerte”. El arquitecto José María Arroyo, levanto entonces un nuevo plano.
El 13 de enero de 1850, se aprobó lo deseado por Valentín Cayax, sobre que el Templo contara con dos puertas laterales, las que daban a los corredores del Hospital, una fue cerrada para convertirse en una pequeña capilla donde se veneran actualmente las imágenes de San Joaquín, Santa Ana y la Virgen Niña; la otra permanece dando acceso a la iglesia a los corredores del hospital, lado izquierdo. La construcción continuaba, como lo señala el acta municipal del 6 de febrero de 1852:
“A moción del Señor Sindico primero que a nombre de la junta de gobierno del hospital de esta ciudad, solicitó a la municipalidad, mandarse con la cuadrilla de presos, un viaje de piedra cada semana, a aquella casa de caridad, para auxiliar la obra de la construcción del Templo”.
Los llamados grandes beneméritos y benefactores del Templo, ya no pudieron verlo solemnemente bendecido y terminado. El padre don Fernando Antonio Dávila, quien ocupo importante cargo en el resurgimiento del estado de los Altos, en 1948; murió en 1851, como lo dice el informe del 1 de agosto de 1851:
“Teniéndose seguridad del fallecimiento del señor Presbítero don Fernando Antonio Dávila, cura que fue de esta parroquia, bienhechor del hospital, y últimamente electo diputado de la asamblea constituyente, la municipalidad a moción de señor síndico primero acordó dar asistencia a sus exequias, el día que la junta de gobierno del hospital, disponga tengan efecto”.
Al decirse cura de la parroquia, la referencia es a la iglesia del Espíritu Santo, hoy Catedral. Dávila, fue sepultado en la iglesia de San Sebastián, que cayo a causa del terremoto de San Perfecto, el 18 de abril de 1902m perdiéndose desde entonces tan valiosas cenizas.
Valentín Cayax murió el 19 de octubre de 1852, como lo dice el punto de acta siguiente:
“Presente el Hermano mayor del hospital de esta ciudad, y obtenida la palabra, a nombre de la junta de gobierno del mismo, suplico a la municipalidad quisiera dar asistencia a la conducción del cadáver y funerales del señor Valentín Cayax que falleció la mañana del día de hoy, en atención haber sido el bienhechor de aquel hospicio; tomado en consideración lo expuesto y unísona la corporación en sentimientos acordó de conformidad disponiendo que al efecto se ponga en noticia del señor corregidor para su conocimiento”.
Cayax, fue sepultado en el mismo templo, doblando por nueve días y por tres veces diarias en San Juan de Dios, otro tanto hicieron los curas de Santa Catarina Zunil y san Juan Ostuncalco. En posesión del hospital y de la iglesia quedan dos valiosos óleos, con las imágenes de estos dos varones extraordinarios.
Como ahora que corren peligro las imágenes y las iglesias, el 6 de abril de 1853, se habla que asaltantes deseaban causarles daños al templo:
“Informada la municipalidad de que en esta ciudad se halla una partida cono de ocho hombres, bien armados con conatos de asaltar las iglesias del Calvario y San Juan de Dios, y considerando que con el auxilio de las rondas no puede perseguírseles, en razón de que portan armas blancas; y queriendo la corporación tomar cuantas providencias estén a su alcance con el fin de precaver los males que dichos malhechores causaran, entre los cuales se mienta un Orozco, Coraza y Valeriano, acordó se ponga en conocimiento del señor corregidor con el doble objeto de suplicarle quiera franquear diez fusiles y sus correspondientes pasadas para con ellos, precaver los males ya referidos”.
El corregidor del departamento y comandante de armas, Carlos Gálvez, autorizo a la municipalidad el 6 de mayo de 1853, 10 fusiles y sus respectivas paradas por hallar en la ciudad la partida de malhechores “concanatos de asaltar las iglesias del Calvario y San Juan de Dios”.
Este templo se encuentra la imagen de Jesús Nazareno
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